Al igual que los brazos, los muslos son estructuras sensibles al envejecimiento y a los cambios de peso. Algunos pacientes experimentan erupciones y malestar debido a que el exceso de grasa y piel que se acumula en la parte interior de los muslos crean fricción entre ellos mismo al momento de caminar. A otros les molesta la apariencia flácida de sus muslos, lo que les impide usar trajes de baño o cierta ropa. Cualquiera de los dos escenarios puede resultar frustrante para el paciente, ya que esta parte del cuerpo suele ser difícil de tratar con dieta y/o ejercicios. Si un paciente puede identificarse con un escenario cercano al descrito anteriormente, probablemente sea un gran candidato para un rejuvenecimiento del muslo.